Las plantas generadoras de electricidad por energía nuclear, aún en liberaciones de rutina, emiten cientos de radionucleótidos, que se esparcen por aire, tierra, ríos y mares. Esos radionucleótidos pasan por numerosos procesos de transporte, donde se diluyen y enriquecen y pueden producir, de numerosas maneras diferentes, una exposición radiactiva del individuo.
Los efectos biológicos de la radiación producida por esos radionucleótidos son determinados por la interacción de la energía y la materia. Un efecto biológico de la radiación es la carcinogénesis (desarrollo del cáncer). Otro es la formación de radicales libres. Como la misma radiactividad estas piezas de materias volátiles y energéticas, pueden producir mucho daño en las células y tejidos vivientes, debilitando fuertemente el sistema inmunológico.
Pero, además, están proliferando otras fuentes de radiación producidas por el hombre, tales como los rayos X médicos y dentales y la medicina nuclear que está desarrollando tratamientos tales como diatermia y terapia por radiación. Los viajes aéreos, terminales de video, humo de tabaco, materiales de construcción y televisores son fuentes cotidianas frecuentemente ignoradas de varios tipos de radiación ambiental. Es vital considerar a estas fuentes de radiación conjuntamente con las sustancias radiactivas que están siendo liberadas a nuestro medio ambiente por las plantas nucleares generadoras de electricidad y las pruebas nucleares.
Sólo desde hace unos años se aclaró que a pesar de su valor diagnóstico, las radiografías médicas y dentales son perjudiciales y tienen efectos acumulativos sobre el cuerpo humano. Los riesgos incluyen lesiones en los tejidos, esterilidad y la aparición de cáncer y leucemia. Sumado a esto, las radiografías durante la preñez pueden causar aborto o deformaciones congénitas en el bebé. Sobre las terminales de video es de mencionar un reciente descubrimiento: la tendencia que tienen los glóbulos rojos de arracimarse luego que una persona pasa sólo cinco minutos frente a una pantalla de computadora. Este fenómeno restringe el flujo sanguíneo y limita la eficiencia del glóbulo rojo.
La radiación por microondas y de baja frecuencia está a todo nuestro alrededor, emitida por torres de televisión o de radio, satélites, líneas de alto voltaje, sistemas de llamadas, hornos de microondas y juegos electrónicos. No es ionizante pero afecta la salud humana. Informes sobre los efectos perjudiciales de la radiación por microondas provienen de numerosas especialidades médicas, incluyendo el comportamiento y la fisiología, la inmunología, neurología, oftalmología, genética, endocrinología, hematología y el estudio del sistema cardiovascular.
Estos pocos ejemplos son suficientes para demostrar cómo se están polucionando con radiación los lugares donde desarrollamos nuestra vida.
En este libro encontrará la forma de disminuir los riesgos por medio de la dieta ya que es ésta la vía principal a través de la cual penetra la radiactividad en nuestro organismo. Podemos utilizar alimentos que sirven para fijar y expulsar de nuestro cuerpo alguno de los elementos radiactivos más tóxicos. Y podemos fortalecer grandemente y de varias maneras nuestras defensas inmunizantes en contra de la acción destructiva de los radicales libres, como indica la autora. De esta manera existe esperanza de que podamos alcanzar un futuro más saludable para nosotros y nuestros hijos, siempre que sepamos aprender de nuestros trágicos errores y actuar sobre este conocimiento que tan duramente hemos adquirido.